El ballet tarda casi 200 años adaptarse a la diversidad
El ballet tarda casi 200 años adaptarse a la diversidad
Las puntas siempre se han fabricado en rosado pero, ¿por qué no adaptarse a la diversidad ofreciendo distintos tonos?
¿Sabéis que las primeras puntas nacieron en 1832 pero hasta 2017 no se fabricaron con colores que se adaptaran a los distintos tonos de piel? Como lo lees bailarina, tuvieron que pasar 185 años para que las marcas decidieran cambiar esto y ampliar la gama de colores de sus puntas.
El ritual de preparar las puntas
Seguro que habéis visto una gran cantidad de videos en las redes sociales en los que sale una bailarina preparando sus zapatillas de punta. Cada una tiene un ritual propio para poner a punto las suyas: coser la base de la punta con la técnica del famoso “darning”, cambiar las cintas, maquillarlas para que se adapten a su tono de piel…
Es cierto que maquillar las puntas es ya como una tradición para una gran cantidad de bailarinas en todo el mundo. Tradicionalmente las puntas han sido pensadas y fabricadas para bailarinas con un tono de piel rosado. Pero pensamos que el ballet debe evolucionar con la sociedad y adaptarse a la realidad en la que vivimos, repleta de bailarinas con distinto cuerpo y tono de piel.
Uniformidad de cuerpos
Quizá sea un tanto contradictorio que se hagan ballets super rompedores e innovadores, y sin embargo, en lo esencial como es poder elegir unas puntas con el color que mejor se adapte a tu tono de piel, se continúe con lo comúnmente aceptado, las zapatillas rosadas.
Tradicionalmente en las compañías de danza clásica se suele buscar la uniformidad en las bailarinas. Mostrar la diversidad y variedad de cuerpos puede hacer que los espectadores que están sentados en las butacas se sientan inspirados para emprender un camino en el mundo de la danza. Misty Copeland confesó en una entrevista para revista TIME que una de las personas que más le inspiró a seguir bailando fue Raven Wilkinson, a la que se le atribuye haber sido la primera mujer afroamericana en bailar en una importante compañía, el Ballet Ruso de Montecarlo.
Raven Wilkinson en sus días en el Ballet Ruso de Montecarlo. Recuperada de: http://historicheroines.org/
Cada bailarina es única
Creemos que aún queda mucho por conseguir en este sentido. Pensamos que a través de la diversidad se puede crear la belleza. Cada cuerpo, cada pie y cada bailarina es de una forma.
Es por esto que en DeVallet sentimos el impulso de encender los focos, subir el telón y dar un gran paso para nosotros y una pequeña aportación para el mundo de la danza ofreciendo las puntas DeVallet en distintos colores.
Con la mano en la punta os damos las gracias a todas por querer bailar con nosotros 💜